Publicado por: María Rosell
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valores en acción

Se habla mucho de valores. En la empresa, en el equipo. Parece que más o menos conscientes de que es importante tenerlos y mantenerlos vivos, aunque la realidad en muchas empresas muestra que esta dimensión fundamental de la cultura corporativa, a menudo refleja una brecha entre lo que se persigue, el propósito, los resultados estratégicos del equipo u organización y lo que se practica, una realidad diaria en la que los valores no juegan un papel consciente y activo que permite conectar a las personas con la organización y a esta con su mejor escenario. Lo cierto es que como agentes de cambio vemos con frecuencia que esto de los valores no termina de entenderse. En este post queremos ayudarte a contextualizar la importancia de los valores en el entorno empresarial y cómo puedes activar y poner en acción esos que deseas que sostengan la evolución de tu organización.

 

¿Qué son y para qué para qué nos sirven los valores?

Los valores son conceptos en los que apoyamos nuestro rumbo y nuestras decisiones y que reflejan las necesidades que son importantes para nosotros en determinado momento de nuestra vida.

"Aquí viene una de las primeras claves para desarrollar una organización con valores auténticos: Estos se mueven, cambian, evolucionan con las personas y los sistemas de los que formamos parte, ya sean equipos, empresas, familias, comunidades."

Podríamos decir que, a nivel personal, los valores son una especie de brújula sobre lo que es importante para nosotros, nos sirven para orientar nuestras decisiones, aquello a lo que no queremos renunciar o necesitamos asegurar para sentirnos satisfechos y realizados. En el caso de las empresas, los valores son las baldosas que nos permiten ir avanzando por suelo firme en la realización de la misión, para hacer posible la visión.

 

Las vigas maestras de la cultura de tu organización

Los valores principales de una empresa son los pilares sobre los que descansan sus objetivos estratégicos, los elementos que dan forma a su manera de ver el mundo y poner valor en él (en forma de su actividad, sus productos, sus servicios, del trato a las personas que la forman). Son conceptos clave que sirven para poner foco en el propósito, son rasgos de la personalidad de la organización.

El reto diario con el que nos encontramos en las empresas reside en crear coherencia entre los valores preconizados -esos que se encuentran representados en las paredes de las oficinas, los que están publicados en la web corporativa o los que se resaltan en las ofertas de empleo para atraer al talento que necesitamos- y los valores vividos, -que son los que tienen un sentido y un lugar en el día a día de las personas y los equipos en la empresa-. Y aquí viene otra clave, los valores se viven, se hacen presentes en las conversaciones, en el conocimiento tácito que le transmitimos a nuestros colegas nuevos, sobre lo que se hace y cómo se hace en el equipo, los valores revolotean en torno a la máquina del café y se desprenden de las directrices de cada líder.

Uno de los conflictos más frecuentes y que mayor impacto tienen en las empresas que han entendido la necesidad de una transformación cultural, es la brecha entre los valores que desea la dirección, los que actualmente se viven en el entorno de trabajo y los que son importantes para las personas que la forman. La empresa fluye, evoluciona y es creadora de su mejor escenario posible cuando aprende a generar un espacio de coherencia y humanidad en torno a valores reales y auténticos que reflejan su propósito y alimentan las aspiraciones de sus equipos.

¿Cómo lograrlo? ¿Cómo poner en acción los valores que más pueden ayudar a la empresa a evolucionar desde las personas?

Claves para poner los valores en acción

  1. Escucha a tu gente. De nada sirve que te esfuerces en hacer realidad los valores que tú quieres ver en el día a día de tu empresa si no te molestas en escuchar y tomar partido en lo que realmente está sucediendo en ese día a día. Cómo se comportan las personas, qué creen, qué les importa, qué barreras les dificulta hacer su trabajo cada día, conectar con su labor. Cuando iniciamos un proceso de alineamiento o cambio cultural, una de las prioridades ha de ser facilitar espacios de diálogo y escucha.
  2. Acepta la realidad de los valores que se viven en la cultura de tu empresa. Créeme la reactividad ante lo que no funciona en la organización no va a ayudarte a cambiarlo. Conocer y aceptar los valores limitantes que se dan en el día a día te da las claves para orientar el nuevo sistema de valores, hacia los problemas que las personas necesitan ver resueltos para poder dar lo mejor de sí mismos en el trabajo. Para facilitarlo, te sugerimos que cuentes con los profesionales de la transformación adecuados, que desplieguen herramientas y recursos que te permitan acceder a esa realidad sutil y valiosa que hay en el corazón de tu equipo.

 

Empeñarte en hacer que la eficacia sea un valor principal, mientras sostienes un marco de trabajo en el que las personas solo atienden urgencias, no disponen de herramientas que les permitan concentrarse en las actividades que aportan valor y premias las horas ocupando una silla frente a los resultados, lo único que estarás consiguiendo es aumentar la frustración y disminuir la credibilidad sobre el proyecto común. 

  1. Clarifica los valores de forma participativa. Uno de los problemas más fáciles de resolver y que mayor barrera suponen a la hora de poner en acción los valores, es que su significado y la forma que adoptan en el día a día de la empresa, no se aclaran, no se consensuan. Lo que para mí significa honestidad no tiene por qué ser lo mismo que significa para ti. Escribir una definición no es suficiente, será necesario que permitas a tu equipo describir cómo ponen ellos la honestidad en práctica en su trabajo, qué comportamientos concretos son muestra de ese valor, de acuerdo con el significado que tiene para vosotros.
  2. Mantenlos vivos y activos. Como ya mencionamos unas líneas atrás, igual que el plan estratégico evoluciona, igual que el mercado y el entorno cambian, también debe hacerlo el sistema de valores deseados por la organización, para apoyar y acompañar a las personas, desde la coherencia, en su camino desde lo que hacen hoy hasta lo necesitarán hacer mañana para que la organización alcance su propósito y logre sus objetivos.
  3. Sé el vivo ejemplo de los valores que quieres ver en tu equipo u organización. Haz que tus acciones inspiren esos valores en lugar de intentar justificarlas a través de ellos. Consigue que el talento de tu equipo vea en tu un espejo en el que querer mirarse y estaréis construyendo juntos un sistema de valores que os impulse a dar lo mejor, de cada uno y en equipo.

 

En Huella Humana lo tenemos claro,

vivimos los valores y los convertimos en experiencia,

¡Una experiencia vital!




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